Conferencias de la ONU sobre el agua: reflexiones y expectativas

Asit K. Biswas and Cecilia Tortajada

WATER SCIENCE POLICY | Marzo 13, 2023

Durante la década de 1970, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) llevó a cabo una serie de conferencias sobre temas específicos de alto nivel político, con el objetivo de concientizar acerca de la magnitud de estos problemas a nivel mundial y crear estrategias para poder solucionarlos. Los temas que se trataron fueron tan complejos que ningún país podría solucionarlos por su cuenta.

El foco de la primera gran conferencia de esta nueva serie fue el Medio Humano, en Estocolmo, 1972. Después, rápidamente tuvieron lugar diferentes conferencias mundiales similares de alto nivel sobre Población (Bucarest, 1974), Alimentos (Roma, 1974), Mujeres (Ciudad de México, 1975), Asentamientos Humanos (Vancouver, 1976), Agua (Mar del Plata, 1977), Desertificación (Nairobi, 1977), Ciencia y Tecnología para el desarrollo (Viena, 1979) y Nuevas Fuentes de Energías Renovables (Nairobi, 1981). Uno de los coautores de este editorial, el Profesor Biswas, asistió a todas estas conferencias primordialmente como asesor científico principal del director ejecutivo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.

La mayoría de estas conferencias fueron iniciadas y promovidas por uno o más gobiernos y luego recibieron la aprobación por parte de la Asamblea General de la ONU. Por ejemplo, la Conferencia sobre Medio Humano fue propuesta y promovida por parte de Suecia y luego fue aprobada por la Asamblea General de la ONU.

Siguiendo esta línea, se observa que la Conferencia sobre el Agua surgió de manera diferente. La idea de esta conferencia no surgió de ningún gobierno, sino de tres distinguidos directivos que tuvieron la idea y lograron que diferentes países la propusieran para luego conseguir la aprobación de la Asamblea General de la ONU. Estas tres desconocidas pero meritorias personas eran Vladimir Baum, Enzo Fano y Alagappa Alagappan, funcionarios con cargos altos en un organismo de la ONU que ya no existe llamado Centro de Recursos Naturales, Energía y Transporte.

La Conferencia sobre el Agua fue propuesta oficialmente en 1971 por el Comité de Recursos Naturales de la ONU. Luego recibió la aprobación del Consejo Económico y Social de la ONU en 1973 y en diciembre de 1975, la Asamblea General de la ONU finalmente la aprobó bajo la resolución 3513 (XXX).

El objetivo principal de la conferencia era fomentar suficiente preparación a nivel nacional, regional e internacional que ayudara al mundo a evitar una crisis hídrica global para el año 2000. El objetivo era sin dudas ambicioso: asegurarse de que el mundo tenga un suministro de agua adecuado, de buena calidad, que cubra las necesidades de una población mundial que estaba en crecimiento y urbanizándose, pero también mejorar las condiciones económicas y sociales de toda la población en poco más de dos décadas.

El Consejo Económico y Social de la ONU estableció ciertos objetivos a cumplir en la conferencia:

● intercambiar experiencias sobre el desarrollo de recursos hídricos y usos del agua;

● examinar nuevas tecnologías;

● fomentar una mayor cooperación en el sector del agua;

● debatir de manera exhaustiva los problemas que surgen por las altas demandas de agua cuando el stock de agua se supone que es constante; y

● considerar aspectos tanto económicos y administrativos, como también técnicos, sobre la planificación y el desarrollo de los recursos hídricos, dirigidos principalmente a los responsables de las políticas de agua.

La Conferencia sobre el Agua se llevó a cabo en Mar del Plata, Argentina, del 14 al 25 de marzo de 1977. Asistieron 116 gobiernos y la gran mayoría de las delegaciones nacionales eran lideradas por ministros responsables de los recursos hídricos.

Un comienzo desfavorable

El gran debate mundial sobre el agua estaba atrasado y los intentos para organizar la conferencia estaban dejando mucho que desear. Generalmente, las conferencias mundiales organizadas por la ONU entre 1972 y 1981 contaban con la presencia de secretarios generales de un alto nivel político, externos al sistema de las Naciones Unidas. Los designaba el secretario general de la ONU para organizar las conferencias al mismo nivel que un subsecretario general. Cuando se aprobó la Conferencia sobre el Agua, el secretario general de la ONU era Kurt Waldheim y lamentablemente no estaba muy interesado en la temática hídrica.

Poco después de que se había aprobado la conferencia, Waldheim se enfrentó a un dilema político. Uno de sus subsecretarios generales a cargo de la División de Personal estuvo involucrado en grandes problemas de ética. Waldheim consideró que lo más conveniente no era despedirlo sino cambiarlo de rol y nombrarlo secretario general de la Conferencia sobre el Agua, aunque él no tenía experiencia en el tema.

Todas las conferencias mundiales de la ONU cuentan con presupuestos específicos. A comienzos de 1976 apenas un año antes de la reunión, estaba bastante claro incluso para Waldheim, que la Conferencia sobre el Agua se estaba perfilando para ser un gran fracaso debido a la mala dirigencia y la falta de progreso. Waldheim finalmente afrontó la situación y tuvo que designar un nuevo secretario general para la conferencia.

Afortunadamente, la segunda vez Waldheim designó una persona acorde al puesto: Yahia Abdel Mageed, el ministro de Desarrollo de Sistemas de Riego y Energía Hidráulica en Sudán en ese momento. Fue designado a fines de mayo de 1976, casi a nueve meses de la gran reunión mundial que conllevaba un alto nivel de toma de decisiones.

Cuando Mageed asumió el cargo, se dio cuenta de que el anterior secretario general había gastado una gran parte del presupuesto destinado a la conferencia en viajar por el mundo y firmar contratos con personas que en realidad no tenían mucho conocimiento acerca del agua. Por eso la conferencia enfrentaba riesgos, tanto financieros como técnicos y había poco tiempo para su organización.

En junio de ese año, Mageed visitó al Doctor Mostafa Kamal Tolba en Nairobi, quien era entonces director del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP, por sus siglas en inglés). Uno de los coautores de este editorial, el Dr. Biswas, fue el asesor científico principal del Dr. Tolba, quien los invitó a él y a Mageed a un almuerzo prolongado. Durante este almuerzo, Mageed explicó la difícil situación en la que se encontraba con respecto al presupuesto, la falta de conocimientos técnicos, y la poca organización para la Conferencia sobre el Agua. Tolba le ofreció a Mageed apoyo económico por parte del UNEP y le pidió a Biswas que apoyara a Mageed como asesor científico principal y con la preparación técnica de la conferencia, incluido el boceto del Plan de Acción (Biswas, 2021).

La Conferencia de Mar del Plata

En la apertura de la conferencia, Mageed (1978) expresó que “Por primera vez, la diversidad y complejidad de los problemas relacionados con el desarrollo de los recursos hídricos que afectan a la humanidad serán revisados en su totalidad por un foro mundial de una manera sistemática e integral”. Luego terminó su discurso con la siguiente afirmación:

“No permitamos que la historia diga que a esta generación se le presentó una preciada oportunidad para organizar un proceso de evolución establecido para la humanidad y que no se pudo aprovechar. Por eso, en el análisis final, el éxito de esta conferencia no se definirá aquí en Mar del Plata y tampoco lo definiremos nosotros, sino que se verá en un futuro a lo largo de la historia y por los impactos que nuestros debates de las próximas dos semanas generen en el curso de acontecimientos a lo largo de las próximas dos décadas” (Mageed, 1978, página 7).

El impacto de la conferencia de Mar del Plata

Una evaluación global retrospectiva, integral y objetiva del impacto mundial de la conferencia de Mar del Plata (Biswas y Tortajada, 2009) demuestra que tuvo más éxito de lo que esperaban sus fervientes defensores cuando la conferencia se estaba llevando a cabo.

En primer lugar, por más sorprendente que parezca, Mar del Plata posicionó firmemente al agua un lugar sólido en la agenda política internacional de ese momento (Biswas, 2019). Esto es algo que no ha vuelto a suceder en ninguna conferencia, aunque muchos apologistas hayan dicho lo contrario.

Un resultado importante de la reunión fue que generó un gran caudal de nuevos conocimientos acerca de los diferentes aspectos del agua, así como análisis específicos a nivel nacional y regional. Por primera vez, muchos países en desarrollo pudieron elaborar reportes nacionales detallados sobre la disponibilidad y el uso del agua junto con evaluaciones integrales sobre las necesidades de planificación y las prácticas de gestión. Se alentó a los países a redactar documentos para la conferencia sobre los problemas hídricos y sus posibles soluciones. Esta gran cantidad de documentos fueron luego difundidos a nivel internacional (Biswas, 1978). Este es un gran contraste en comparación con todas las demás conferencias de la ONU en donde el conocimiento generado y los documentos que se crean suelen desaparecer luego de que termina la conferencia.

Muchos países en desarrollo, animados por la conferencia, establecieron procesos para monitorear y evaluar la disponibilidad y distribución de las aguas superficiales y subterráneas, así como los patrones actuales y futuros de uso y demanda del agua. La mayoría de estos países no solo ha continuado con estas prácticas luego de la conferencia, sino que también las han reforzado.

Otro resultado impactante fue que el período de 1981 a 1990 fue declarado Decenio Internacional del Agua Potable y Saneamiento (IDWSSD, por sus siglas en inglés). El objetivo era recordarle al mundo de manera contundente que cientos de millones de personas no tenían acceso a agua potable y saneamiento, y que se necesitaba un acelerado compromiso político e inversiones para mejorar significativamente esta situación. El IDWSSD mejoró la calidad de vida de muchas personas en los países en desarrollo respecto a estos asuntos. Esa fue una consecuencia directa de la conferencia.

Los avances después de Mar del Plata

Las condiciones globales han cambiado notablemente desde la Conferencia sobre el Agua. En 1977, la población mundial era de 4.200 millones de personas y ahora es de 8.000 millones. La tasa de crecimiento poblacional en 1977 era de 1,8%. Para el 2020, la tasa bajó a 1,05% y es probable que siga bajando aún más en el futuro. En 1977, el 38% de la población vivía en áreas urbanas. En 2020, esta cifra era del 57% y es probable que siga creciendo en las próximas décadas, sobre todo en países en desarrollo. El producto interno bruto (PIB) mundial en 1977 era de US$7,35 billones. Para el 2021, la cifra había subido a US$96,1 billones. El PIB mundial per cápita también aumentó de US $1.747 en 1977 a $12.663 en 2021.

Otros indicadores sociales también han cambiado de manera drástica entre 1977 y 2022. Por ejemplo, el número de personas que viven en la pobreza a lo largo del mundo se ha reducido significativamente desde 1977. En 1981, el 43,6% de la población mundial vivía en la pobreza. Para el 2019, la cifra había disminuido a tan solo un 8,4%. China eliminó por completo la pobreza absoluta. Además, la tasa de alfabetización mundial en adultos (mayores de 15 años) en 1977 era del 67%. Para el 2020, esta cifra subió a 87%. La tasa de mortalidad infantil (fallecimientos por cada 1000 nacimientos) ha bajado de 86,7% a en 1977 a 27,3% en 2021.

Adicionalmente, el conocimiento humano realizó progresos notables durante estos 45 años, incluyendo avances en ciencia y tecnología. Se pudieron ver avances en prácticas y procesos para la gestión de recursos hídricos, así como también en desarrollos tecnológicos relacionados con el agua. Por eso, más allá de que Mar del Plata fue una conferencia mundial muy importante en cuanto al impacto que se generó, el mundo del agua y las condiciones globales han cambiado enormemente. Esto significa que el mundo y cada país en particular debe establecer nuevos planes orientados en el futuro para garantizar seguridad hídrica en las próximas décadas. Además, en 1977, el cambio climático no era un problema. Hoy en día es evidente que representa un gran desafío para la seguridad hídrica nacional y mundial.

Por eso, hubiese sido ideal organizar 20 años atrás otra conferencia mundial de la ONU con altos niveles de toma de decisiones para crear y aplicar un nuevo plan de acción actualizado que permita abordar los nuevos problemas hídricos mundiales.

Sin embargo, no ha habido discusiones certeras sobre la organización de una segunda conferencia sobre el agua por parte de la ONU en los últimos 45 años. Esto es desalentador ya que desde hace 20 años la ONU organiza conferencias sobre población, alimentos, medio ambiente, mujeres, y asentamientos humanos en donde actualiza cada plan de acción.

El hecho de que no haya habido un seguimiento de la Conferencia sobre el Agua refleja la negación a incluir al agua en la agenda política internacional. En cierto punto esto se debe a que los países desarrollados piensan erróneamente que sus problemas hídricos se solucionaron hace más de medio siglo y que solo los países en desarrollo tienen estos problemas (Biswas y Tortajada, 2008). Esta forma de pensar está cambiando, pero muy lentamente.

Numerosas instituciones y profesionales del agua están entusiasmados por el hecho de que la ONU organizará la segunda conferencia sobre el agua entre el 22 y el 24 de marzo de 2023, en Nueva York. Lamentablemente, a diferencia de Mar del Plata, la conferencia no tratará los problemas hídricos actuales y futuros del mundo en su totalidad para acordar un Plan de Acción, con el objetivo de encontrar una solución para los próximos 20 años. El objetivo principal de esta reunión se limita a llevar a cabo un “ examen amplio de mitad de período de las actividades del Decenio Internacional para la Acción ‘Agua para el Desarrollo Sostenible’, 2018-2028”.

Además, a diferencia de otras conferencias mundiales de la ONU, solo durará tres días y no dos semanas. Es decir, que no habrá tiempo para debatir acerca de los problemas actuales y futuros relacionados con el agua. Adicionalmente, la conferencia no tendrá un secretario general adjunto para orientar su desarrollo. Tayikistán y Países Bajos serán los coanfitriones de la reunión de Nueva York.

Se cree que muchos problemas importantes relacionados al agua no serán tratados con seriedad. Por ejemplo, en muchos países desarrollados como Australia, Canadá o Estados Unidos, hay millones de indígenas que aún no tienen acceso al agua potable o a sistemas de saneamiento adecuados. En Estados Unidos, más de 2 millones de personas no tienen plomería interna en sus hogares y la calidad del agua que reciben deja mucho que desear. Esto también sucede en los principales países en desarrollo como Brasil, India, México y Sudáfrica. Sin embargo, es poco probable que estos problemas reciban mucha atención en Nueva York.

También es poco probable que la conferencia de Nueva York se enfoque en la calidad de la información mundial existente sobre el acceso al agua potable y a sistemas de saneamiento adecuados y en la preferencia de las comunidades internacionales por utilizar definiciones amorfas y muchas veces sin sentido. Una persona cínica podría decir que esto les da la oportunidad a las instituciones para economizar con la verdad. También suelen modificar algunas definiciones (Grafton y otros, 2023), es decir, que los datos no son compatibles.

Es muy poco probable que en la reunión de Nueva York se debata sobre otros asuntos emergentes tales como el constante deterioro de la confianza sobre la calidad del agua distribuida por las empresas de agua potable en los países desarrollados. Cada vez más personas en los países desarrollados como Japón, Estados Unidos y muchos países de Europa, dejan de tomar agua directamente del grifo porque de manera progresiva han perdido la confianza en la calidad del agua que reciben. En la mayoría de los países en desarrollo, la gente en sus hogares no ha tenido nunca la confianza suficiente sobre la calidad del agua que reciben, por lo que se ven obligados a utilizar sistemas de tratamiento doméstico para el agua que consumen. Esta falta de confianza se está convirtiendo en un problema relevante a nivel mundial.

Otro asunto importante que probablemente no reciba la atención suficiente es la posibilidad de que los servicios públicos de agua pasen a ser neutrales en emisiones de carbono entre el año 2050 y el 2070 tanto en sus inversiones de capital como en sus actividades operativas. No estamos al tanto de ningún país en desarrollo cuyos prestadores de servicios de agua le estén dando la suficiente atención a la neutralidad respecto al carbono. Incluso en países desarrollados, más allá de que se estén llevando acciones para lograr que las actividades operativas sean neutras en emisiones de carbono, va a ser muy difícil lograrlo con sus actividades de inversión, por lo menos hasta que se desarrollen tecnologías nuevas y eficientes para la captura, almacenamiento y posible uso del carbono. Es poco probable que esto suceda en los próximos 10 o 15 años.

Un gran problema al que se enfrentan los profesionales del agua es que por décadas han logrado avances graduales en la gestión del agua y es probable que esto continue por 10 o 20 años más. Sin embargo, la gestión del agua se torna cada vez más compleja, por lo que es necesario tener pensamiento creativo y brindar soluciones innovadoras.

Figura 1. La brecha cada vez mayor entre los avances y cambios paulatinos necesarios para garantizar la seguridad hídrica. Fuente: elaboración propia del autor.

El abismo que hay entre las soluciones que se necesitan y las que probablemente se lleven a cabo está aumentando cada vez más (Imagen 1). Sin embargo, los profesionales se siguen basando en las ideas de hace 70 u 80 años atrás, como por ejemplo la gestión integral de recursos hídricos o la gestión integral de cuencas , las cuales perdieron relevancia , sobre todo en proyectos grandes o intermedios. Lamentablemente, es muy probable que estos conceptos que ya están obsoletos reciban un nuevo impulso en la conferencia de Nueva York, debido a intereses particulares.

Después de la reunión en Nueva York, publicaremos una evaluación objetiva de los resultados con los posibles impactos a futuro del evento.

Asit K. Biswas, Distinguished Visiting Professor, University of Glasgow, UK; Director, Water Management International, Singapore; and Chief Executive, Third World Centre for Water Management, Mexico. Cecilia Tortajada, Professor in Practice, School of Interdisciplinary, Studies, University of Glasgow, Glasgow, UK.

Artículo publicado en WATER SCIENCE POLICY, marzo 13, 2023.