El manejo de la calidad del agua de los ríos para los países en desarrollo se convierte, paulatinamente, no sólo en un proceso muy complejo sino también en un tema relevante de interés nacional asociado al bienestar humano. Esta situación ya es crítica en casi todos los principales centros urbanos localizados en la ribera de un río cuyas aguas ellos mismos han degradado en forma importante con diversos contaminantes orgánicos, químicos y metálicos. Sin embargo, la primera causa del deterioro extensivo de la calidad del agua de los ríos es, sin duda, el incremento constante de la población. De acuerdo con estimaciones recientes del Banco Mundial (Bos et al., 1992) el total de habitantes de los países en desarrollo pasó de 4,827 millones en 1985 a 5,268 millones en 1990. Las proyecciones indican que esta cifra seguramente llegará a 6,168 millones para el año 2000, a 8,345 millones para el 2025 y a 10,055 millones para el 2050. Estos números podrán incrementarse aún más si se incluyera a las repúblicas independientes de la otrora Unión Soviética que actualmente tienen estilos de vida similares a los de los países en desarrollo pero que en el informe del Banco Mundial se consideraron como naciones desarrolladas. EI crecimiento de la población implica un rápido incremento de las actividades humanas cuyo impacto sobre la calidad del agua de un río puede ser adverso o benéfico. La ausencia de instalaciones apropiadas para el tratamiento de las aguas residuales significa, frecuentemente, que los deshechos son arrojados a los ríos convirtiéndolos en verdaderas cloacas. Una rápida industrialización sin salvaguardias ambientales adecuadas contribuye a la contaminación del agua de los ríos mediante químicos industriales, metales traza y compuestos orgánicos. Con el fin de incrementar la producción agrícola para alcanzar mayores niveles de autosuficiencia alimenticia, se utilizan cada vez mayores cantidades de fertilizantes y sustancias químicas, algunas de las cuales se infiltran hacia el agua de los ríos. La implantación de sistemas de riego significa que tienen que incluirse también sistemas de drenaje. A menos que estos descarguen directamente al mar, el agua con altos contenidos de sal y otros contaminantes se vierte a los ríos. Por otra parte, a medida que aumenta exponencialmente la demanda de energía de los centros urbanos, un mayor número de plantas termo y nucleoeléctricas se construyen, invariablemente, cerca de las principales fuentes de agua, debido a las grandes cantidades de este recurso que requieren sus sistemas de enfriamiento, lo que contribuye a la contaminación térmica de los ríos. Los factores arriba mencionados, entre otros, han propiciado la severa degradación que sufren los ríos en casi todos los países en desarrollo. Como la población y las actividades humanas siguen en aumento, todo indica que estos problemas serán cada vez más serios en el futuro de la región.
Asit K. Biswas, 1994. Artículo publicado en Ingeniería Hudraúlica en México, Volumen IX, Número 2, pages 19-25.