Junio 1, 2004
México es un país de diversidad y contrastes en lo económico, lo social, lo cultural y lo ambiental. Sin embargo, desafortunadamente ha existido una gran disparidad socioeconómica en sus distintas regiones, siendo el resultado una clara diferencia en el desarrollo económico y social de las mismas, mostrando no a un país, sino a dos en muy distintos niveles de desarrollo.
Un reto principal para el desarrollo del país lo representa la presión ejercida por la polarización de los asentamientos humanos. A principios del siglo XX aproximadamente el 80 por ciento de la población en México vivía en localidades menores a 2,500 habitantes, mientras que para el año 2000, el 60 por ciento de la población vivía en localidades con más de 15,000 habitantes. A pesar de que México ha pasado de ser un país predominantemente rural a uno urbano, es importante hacer notar que son aproximadamente 30 millones de personas las que viven en localidades menores a 2,500 habitantes, en condiciones de marginación agudas y en donde las actividades económicas son de baja productividad, con alto desempleo, emigración, y en donde los servicios de educación, salud, agua limpia y drenaje son muy deficientes. La desnutrición, baja esperanza de vida y alta tasa de mortandad también son más acentuadas en estas localidades (OCDE, 2002b).